viernes, 11 de junio de 2010

Lanza

Las lanzas de ausencia,
provocan tanto en el atacante,
como en la víctima,
una dolencia compleja .

El atacante reta y brega
contra los defensores del viento,
quienes aprovechan su esencia para proteger a la presa.

El atacante sin embargo,
no solo arroja la lanza,
sino que en ella deja: su aire, su sangre, su fuerza y su cariño.
Pues en la presa se refleja a el mismo, como victimario, pero también como su vida,
su cena a veces sin vino, a veces hasta con cerezas.

La presa en cambio, corre lo suficiente para evadir la lanza
pero nunca se aparta de su vista,
le seduce con su presencia ausente,
con una ternura furtiva,
que al menor de los caprichos, desarmaría al cazador, si no fuera este,
lo que es por naturaleza.

La lanza es sin embargo, símbolo de la simbiosis de ambas,
pues uno lanza suspiros envenenados, esperando que al otro por lo menos
le llegue uno que otro recuerdo desinfectado.

La punta de la lanza, no es metal asesino
sino el dolor del vecino
que con pudor y con ahínco
espera que la presa muera,
para no ser ella misma, quien por ausencia de razones
o por carencia de motivos,
termine por enfrascarse en una batalla que no le corresponde .. y al final quede muerta como rama seca, siempre parte del bosque, sin que nunca nadie lo note.

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